PARTIENDO DE CERO, TODO LO QUE VEA, LEA, ESCUCHE, ME CUENTEN, VIVA O SE ME OCURRA SOBRE EL MUNDO GAY HOMOSEXUAL

miércoles, 17 de agosto de 2011

Homofobia

"Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo lo no les cabe en la
cabeza’’.

Antonio Machado (1875-1939)




El término homofobia se refiere a la aversión, odio, prejuicio o discriminación contra hombres o mujeres homosexuales, aunque también se incluye a las demás personas que integran a la diversidad sexual, como es el caso de las personas bisexuales o transexuales, y las que mantienen actitudes o hábitos comúnmente asociados al otro sexo, como los metrosexuales y las personas con plumas. El adjetivo es "homofóbico".

Existe cierto relativismo sobre lo que abarca el concepto de homofobia. Así por ejemplo, los que rechazan las políticas de igualdad (entre personas de diferente orientación sexual) consideran que ese rechazo no es homofobia, sino simplemente una opinión igualmente respetable como la aprobación.

Homofobia no es un término estrictamente psicológico. Se calcula que cada dos días una persona homosexual es asesinada en el mundo debido a actos violentos vinculados a la homofobia. Amnistía Internacional denuncia que más de 70 países persiguen aún a los homosexuales y ocho los condenan a muerte.


En algunos casos, es algo más que una actitud hostil: es un rechazo y una repulsión sin razón de ser, es considerar a la mujer o el hombre homosexual como una persona inferior, anormal o, en el peor de los casos, como alguien enfermo.

A diario nos encontramos con personas que demuestran una repulsión o rechazo total hacia los homosexuales. Pero lo más misterioso es que al momento de preguntarles por qué no aceptan, ni toleran a los homosexuales, no tienen la mas mínima idea, simplemente dicen: ‘’no sé, pero no los tolero, no puedo aceptarlos’’. Es por ello que cabe preguntarse ¿de donde viene esta repulsión hacia esa condición de algunos seres humanos? ¿es posible que solo sea por la formación de los padres, o por la ‘’formación’’ de la sociedad ?

Es posible que muchos piensen que el hecho de ser homofóbico es algo natural dentro de su personalidad. Pero la persona homofobica en realidad sí tiene un problema, puesto que la repulsión y el rechazo total hacia alguien por sus inclinaciones sexuales, no es normal. Quizá muchos se refugian diciendo que ‘‘son así, por la formación y la educación que recibieron en casa’’, algo no del todo cierto, teniendo en cuenta que la homofobia es en cierto modo fomentada, y enseñada por la misma sociedad.


El origenEl lugar común al hablar de homofobia es la Iglesia Católica, que sostiene como ideal delimitar la expresión de la sexualidad al ámbito privado con fines reproductivos. En el catolicismo, el placer sexual por sí mismo era condenado, mientras que la represión de la líbido, entendida como el celibato, suponía la proximidad a un plano superior, más cerca de lo real, Dios.

Ahora bien, no caigamos en el facilismo de hacer responsable a la Iglesia de todos los problemas de los homosexuales. Ya que estamos investigando en los orígenes de la homofobia, ¿de dónde habrán sacado los pensadores cristianos esto de que el sexo entre personas del mismo sexo está mal?

Antes de CristoRespondiendo a la pregunta atrás formulada, se debe señalar que pensadores como San Agustín nutrieron su doctrina principalmente en el pensamiento de Aristóteles, quien condenaba las relaciones entre personas del mismo sexo. Sin embargo, a diferencia del catolicismo, no era una práctica que se satanizara, ni mucho menos penara como muchos países del medio oriente lo hacen en la actualidad.


Resulta que en la coyuntura aristotélica la homosexualidad no aportaba nada a la sociedad porque:

 •La institución pederastica había entrado en crisis al haber una preponderancia de la actividad sexual antes que la educativa.
 •Se necesitaban soldados para combatir en la guerra del Peloponeso.
 •El amor superior se vio relacionado con la metafísica y lo espiritual.
Entendiendo la evolución del pensamiento, circunscripto a la homosexualidad, se comprende la razón por la cual asuntos como la masturbación y las relaciones homosexuales eran desaprobadas. Se trata de cuestiones culturales que se aplicaban a ese entonces.
En la actualidad, la educación está totalmente desvinculada del sexo, las nuevas tecnologías han permitido concebir vida a través de técnicas in-vitro, y basta prender la TV para darse cuenta de que el amor o el sexo se encuentra vinculado a lo físico.

Se vive en un mundo en el que Dios ha muerto y los valores conocidos como tradicionales están en la cuerda floja al verse amenazados por la nueva coyuntura. Resulta absurdo aferrarse a valores que pueden haber sido funcionales hace miles de años en una realidad completamente diferente.


Superioridad heterosexual. En realidad la homofobia no es solamente una agresión contra los homosexuales, sino es un prejuicio tan incoherente y una ignorancia que consiste en creer en la superioridad de la heterosexualidad. Una actitud completamente subjetiva y discriminatoria que vale la pena cuestionarse.

Esa supremacía de las personas heterosexuales o ‘’normales’’,    como la gran mayoría dice, por supuesto que es una razón más para que el homosexual sienta un total desamparo al querer manifestar sus inclinaciones. Esta manifestación, o como comúnmente se dice: ‘salir del closet’, constituye un momento de liberación, de satisfacción
, y de seguridad.


La decisión de salir del armario puede también representar una especie de justificación social y de inserción en una identidad sexual. No obstante, ningún heterosexual se le ocurre hacer su ‘’salida del armario’’porque ya hace parte de la comunidad por su ‘’normalidad’’. El homosexual, a causa de su diferencia, debe de proclamarlo, pedir permiso y prevenir a los ‘’normales’’ de su entrada en un territorio que supuestamente no es para ellos. Es decir que es un signo más de reconocimiento de una dominación heterosexista.

Es cierto que a nadie se obliga aceptar o tolerar a alguien, cada quien está en su derecho de tolerar o no a los homosexuales. No es necesario, ni se debe tratarlos de una manera compasiva, sino ‘’ a la persona homosexual no hay por qué ofenderla, voltear para otro lado, o quitarle la mano’’. Ninguna persona por sus inclinaciones sexuales debe de recibir un trato irrespetuoso y mucho menos distinto al que reciben los demás. Simplemente debe recibir un trato de mínimo respeto, como el que cualquier ser humano merece dentro de una sociedad.


Una de las causas de la homofobia es ‘’la creencia social de la existencia exclusiva de dos sexos, asociada a la atribución de lo naturalmente masculino o femenino’’, es decir, que se establecen la diferencias referentes a lo biológico entre los dos sexos y, a su vez, a lo cultural. Las mujeres por su capacidad maternal son más dulces, y sensibles, todo lo contrario al hombre, quien según la sociedad es de naturaleza agresiva, varonil, y competitiva.

Obviamente en una persona homosexual, algunas veces estas diferencias tan marcadas se rompen. Para la gran mayoría, el hombre ‘gay’,es afeminado, muy delicado, o adopta todos los comportamientos de una mujer. Y por su parte, la mujer lesbiana es bastante masculina, grosera, agresiva y fuerte. En realidad estos casos son muy pocos, pero como la sociedad está acostumbrada a generalizar y estigmatizar, ya dan por hecho que tanto unos como otros tienen estas características.


Otra de las causas más comunes de la homofobia es pensar que la homosexualidad es la desintegración o decadencia moral de la civilización. Grave error, porque la desintegración, y decadencia de una sociedad está ligada a factores de índole económico, político, cultural o social. La mayoría de la gente piensa que la unión de dos homosexuales, rompe con el componente básico de una sociedad: el núcleo familiar, pero hoy en día, ¿en realidad existen núcleos familiares completos?

La homofobia a lo largo de la historia
Sodomía
Quema del caballero de Hohenberg y de su sirviente condenados a morir en la hoguera por sodomía junto a la muralla de Zúrich, 1482.


La sodomía en la Edad Media y en la Edad Moderna incluía a diversos «actos contra natura», pero principalmente era empleado en el caso del sexo anal. El origen del término está en la Biblia, en la historia de Sodoma y Gomorra. La identificación del «pecado de Sodoma» con el sexo anal y no con la falta de hospitalidad o la lujuria en general, se documenta por primera vez en san Agustín (354-430). No será hasta el siglo XI que aparezca la palabra «sodomía» en el Liber Gommorrhianus del monje benedictino Petrus Damianus, para el que la palabra incluía todas aquellas actividades sexuales que no servían para la reproducción. Debido a que las palabras para denominar la homosexualidad no aparecieron hasta el siglo XIX, se empleaba el término «sodomita» para denominar a los hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres. Las lesbianas eran ignoradas en gran medida, aunque mujeres que practicasen el sexo anal también caían bajo el epíteto «sodomita».

Las primeras persecuciones de homosexuales por sodomía son de mitad del siglo VI, cuando el emperador bizantino Justiniano y su esposa Teodora prohíben los «actos contra natura» por motivos políticos, amparándose en razones religiosas. La ley preveía como castigo la castración y el paseo público por las calles. No hay pruebas de que la iglesia ortodoxa jamás apoyara el edicto.

Hasta el siglo XIII la sodomía no era castigada en la mayoría de los países europeos, no era más que de tantos pecados que aparecían en los textos eclesiásticos. La actitud cambió en el transcurso de las cruzadas, en las que la propaganda anti-islámica identificaba a los musulmanes con sodomitas que violaban a obispos y niños cristianos. Poco después se identificaba la sodomía con la herejía y entre 1250 y 1300 se introdujeron leyes que castigaban con la muerte el pecado. Estas leyes se emplearon sobre todo como herramientas políticas, como fue el caso de los templarios o del asesinato de Eduardo II de Inglaterra, o en casos de peligrar la paz social, como en casos de violaciones o pederastia. En general, la homosexualidad estaba bastante extendida, siendo el elemento clave la discreción. En algunos lugares, como Londres y Ámsterdam (en 1730 y 1733), se dieron olas de persecución contra los sodomitas.
En España se encargaban de los castigos los tribunales civiles de las ciudades, que hasta época de los Reyes Católicos castigaban con la castración o la lapidación,  castigo que más tarde se modificaría por la quema en la hoguera, para los casos más graves. La Inquisición española sólo se encargaba de juzgar la sodomía en la Corona de Aragón. En general, lo comentado para Europa es válido para España, con la diferencia de que no fueron las cruzadas sino la percepción de los reinos peninsulares musulmanes lo que llevó a identificar la sodomía con el islamismo y la herejía.

Las leyes contra la sodomía se mantuvieron en los países europeos y, en general, en las naciones occidentales hasta los siglos XIX y XX. En Francia, las leyes contra la sodomía fueron anuladas durante la Revolución Francesa. En Inglaterra Enrique VIII de Inglaterra introdujo la Buggery Act en 1533, que castigaba la sodomía (llamada buggery) con la horca. La ley no fue eliminada hasta 1861. En Alemania el párrafo 175 no fue completamente abolido hasta 1994.

Siglo XX
Este fenómeno se hizo presente en la política de algunos gobiernos durante todo el último siglo, tanto democráticos como autoritarios, algunos ejemplos son el régimen nacionalsocialista en Alemania (liderado por Adolf Hitler, 1933-1945), el régimen franquista en España (1939-1975), el período dictatorial conocido como “Proceso de Reorganización Nacional” argentino (1976-1983). También lo son los gobiernos democráticos, como por ejemplo el de Nicaragua, que bajo el artículo 204, castiga la sodomía bajo penas de 1 a 3 años de cárcel (artículo que aún sigue vigente); también otras democracias han tenido legislaciones y actuaciones homófobas, como por ejemplo en Alemania Occidental, dónde la homosexualidad fue delito hasta 1969.

La Alemania nazi

Estudiantes de la Deutsche Studentenschaft, organizada por el partido nazi, desfilan en frente del Institut für Sexualwissenschaft en Berlín el 6 de mayo de 1933, antes de saquear y confiscar los archivos, libros y fotos para quemarlos.

La Alemania de principios del siglo XX regulaba la homosexualidad como delito por el párrafo 175. El ambiente de represión e hipocresía vivido se puede comprobar en el Escándalo Harden-Eulenburg. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, será en ese ambiente que comenzarán los primeros pasos del movimiento homosexual de mano de personas como Benedict Friedlaender, Kurt Hiller o Magnus Hirschfeld e instituciones como la Comité científico humanitario.

La situación cambiaría radicalmente con la llegada de los nazis al poder. La ideología nazi consideraba a los homosexuales «degenerados», que no servían a su patria. A finales de febrero de 1933, en una campaña masiva, los clubes gays de Berlín y del resto de Alemania fueron cerrados, publicaciones fueron prohibidas, libros fueron quemados y organizaciones fueron declaradas ilegales. Sin embargo, en el seno del partido nazi seguía habiendo homosexuales en la jerarquía de mandos, como era el caso de Ernst Röhm. Finalmente en la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1934, la llamada Noche de los cuchillos largos, Hitler organizó una purga interna para eliminar a Röhm y otros altos cargos de las SA con la excusa de su homosexualidad. En 1935 se recrudeció el párrafo 175. Inmediatamente después se creó una división especial de la Gestapo para compilar listas de homosexuales y en 1936 Heinrich Himmler, jefe de las SS, creó la Reichszentrale zur Bekämpfung der Homosexualität und Abtreibung (Central del Reich para la Lucha contra la Homosexualidad y el Aborto).

Durante el régimen nazi en Alemania se calcula que se persiguió a unos 100.000 hombres («listas rosas»), de los que unos 50.000 fueron condenados. De estos, de 5.000 a 15.000 fueron enviados a campos de concentración. La tasa de mortandad en los campos de concentración no es conocida, pero algunos autores la sitúan en el 60%. Los prisioneros homosexuales formaban el escalón más bajo entre los diferentes grupos que permanecían en los campos de concentración, ya que su discriminación en la sociedad alemana se reflejaba en el interior de los campos. Fueron empleados a menudo para experimentos médicos para buscar el «origen» de la homosexualidad, como fue el caso del médico Carl Vaernet en el campo de concentración de Buchenwald que buscaba una «cura» de la homosexualidad.


Las mujeres no fueron perseguidas por lesbianismo, a excepción de unas pocas que fueron perseguidas por el párrafo 129b del derecho penal austriaco que mantuvo su vigencia.

Tras la derrota de la Alemania nazi en 1945, el párrafo 175 siguió vigente en la Alemania y algunos presos tuvieron que finalizar las condenas recibidas bajo el régimen nazi. Aunque la virulencia de la persecución disminuyó, el párrafo 175 mantuvo toda su vigencia en Alemania Oriental por lo menos hasta 1957 y en Alemania occidental la homosexualidad fue delito hasta 1969.

Franquismo

El periodo dictatorial del franquismo en España, que duró desde 1939 hasta finales de los años 70, era de ideología nacionalcatólica y contaba con el apoyo del falangismo y de la Iglesia Católica. En esta época, Francisco Franco otorga a las autoridades eclesiales el control de la moral pública y privada, que incluye una ética sexual represiva hacia cualquier desviación sobre el modelo imperante de lo masculino o lo femenino.


Consecuentemente con los ideales del gobierno, durante esta etapa de la historia de España, la homosexualidad fue perseguida por la llamada Ley de Vagos y Maleantes, en la cual apareció la homosexualidad desde 1954. En esta ley se decía:
A los homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados, se les aplicarán para que cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes:
a) Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales, y en todo caso, con absoluta separación de los demás.
b) Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio.
c) Sumisión a la vigilancia de los delegados


Más tarde, ya en 1970, la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social dio el enfoque de «tratar» y «curar» la homosexualidad. Se establecieron dos penales, uno en Badajoz (a donde se enviaban los pasivos) y otro en Huelva (dónde se enviaban los activos), además, en algunas cárceles solían haber zonas reservadas para los detenidos homosexuales.[ Un total de unas 5.000 personas fueron detenidas por tener un comportamiento gay durante el franquismo.

La homofobia en la actualidad

La homosexualidad como delito

La homosexualidad sigue siendo delito en muchos países, aunque su número haya disminuido considerablemente en los últimos años. Según Amnistía Internacional, en 2007 existen más de 70 países cuyas legislaciones contemplan penas por la homosexualidad.

Bajo penas de cárcel

La homosexualidad está penada legalmente en la India, ciertas zonas de África, así como en otros países como Nicaragua, Guyana, Malasia, Papúa Nueva Guinea, algunas repúblicas de Asia central y en un gran número de países islámicos (Oriente Próximo y Medio, norte de África).

Bajo pena de muerte
La pena de muerte por tener relaciones homosexuales o por sodomía existe en los siguiente países: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Mauritania, algunos estados del norte de Nigeria, Somalia, Sudán y Yemen.


En el caso de los Emiratos Árabes Unidos, las relaciones sexuales extramatrimoniales se pueden condenar con la muerte y el artículo 354 del código penal federal, que trata de la violación de mujeres y hombres, podría ser interpretado como incluyendo al sexo anal consensual entre hombres.
En algunos países o regiones en las que se aplica la Sharia, como es el caso de Afganistán, donde las leyes sobre la homosexualidad no están claras, la sodomía puede ser castigada a muerte por lapidación.

Asesinato de personas LGBT
En países en los que la homofobia está muy extendida, a pesar de no haber persecución estatal, las cifras de muertes pueden ser muy altas. De entre estos, es Brasil el país en el que más asesinatos de homosexuales se producen, habiéndose registrado 122 en 2007, la mitad de transexuales. Los activistas LGBT creen que la cifra puede ser superior, ya que no existe un control estadístico oficial. El segundo país e la lista es México, con unos 35 casos por año, y tercero EE.UU., con unos 25 por año.

Discriminación laboral

En un informe presentado el 10 de mayo de 2007, la Organización Internacional del Trabajo ha señalado que las personas LGBT suelen ser discriminadas en el trabajo y al realizar el servicio militar voluntario y obligatorio, sufriendo especialmente violencia verbal, física y psicológica, debido en gran medida a la falta de legislación en la mayoría de países.

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