Fue una tarde que se me quedó grabada, nervios, exitación, como si fuera a robar un banco, pero simplemente quería una revista para ver hombres, no es que estuvieran prohibidas, los kioscos estaban repletos de publicaciones gay pero el problema era yo, no tenía el valor suficiente para comprarla.
Por fin la compre y no pasó nada, no me detuvieron, no se rieron, no me gritaron maricón, sólo me la dio, me cobró y adiós muy buenas. Claro que una vez pasado el trago y sintiéndome ya una persona normal, una vez a la semana pasaba por mi kiosco favorito para abastecerme de más material.
Como podéis suponer, este chico aparecía en la primera revista que tuve en propiedad, por eso me hace volver al pasado.
No está nada mal |
No hay comentarios:
Publicar un comentario